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Suspendidos en la cima de la montaña de nuestros miedos, damos tumbos, encerrados en un cristal tan frágil que duele. Agarrados de las manos, el tacto nos da fuerza y nos protege.

Afuera quema.

Intentamos entender las cosas que pasan. ¿El Mundo? Pero hay días en que sólo sentimos el viento lacerante de imágenes, olores y sonidos.

Y gritamos: ¿Qué?

Y a veces me veo arrastrado por la corriente, sin poder agarrarme a algo que me lleve a la orilla, donde descansar.

 

 

 

La paradoja del NO

 

Vivimos en una sociedad donde el NO lo encontramos en todos lados, a veces escondido. A la mayoría, ese NO se nos representa como todo lo que NO podemos hacer, NO podemos conseguir, NO podemos comprar, y hasta NO podemos desear. Puertas cerradas.

La paradoja es que muchas veces nos cuesta decir NO, por reglas sociales, o por no ofender a alguien.

Y otras veces lo único que aprendemos es a decirnos NO a nosotros mismos, cerrando las puertas a sentir, a los otros, a ser felices. Cuántas personas viven atadas a pensamientos que son más fuertes que unas cadenas, sin darnos cuenta de que sólo hay que decir NO a eso negativo.

 

 

La paradoja del SÍ

 

Vivimos en una sociedad donde el SÍ lo encontramos en todos lados. Nos venden el SÍ como la panacea de lo que debemos hacer y desear y, finalmente, ser. El SÍ significa la aceptación, y cuanto más lo hacemos, más dependemos de algo que dejamos de controlar. Nos dicen que seamos positivos, que repitamos frente al espejo: SÍ.

SÍ lo lograremos. SÍ, lo haremos. Sí, aceptaremos lo que venga. Sí, cambiaremos. SÍ, podemos. SÍ, señor!

 

 

 

 

Unas manos que tocan

Unos ojos me miran

Una razón que parece,

Nunca es.

Un reloj que se para

Cansado de pasar el tiempo

Una canción que se escucha

Y te lleva, te lleva.

 

La Felicidad de Biel

 

Biel es feliz. No sabemos cómo es el futuro, pero la mayor parte del tiempo es feliz.

A su manera.

Para sentir su felicidad tenemos que hacer el esfuerzo de entenderlo, de aceptarlo, de saber que él tiene su camino, que cada tanto nos da una risa sincera, y que no parará nunca de preguntar cosas.

Biel necesita controlar su mundo y elige quién pertenece a su mundo.

Biel necesita jugar con el teléfono, el iPad y otro más, en un sentido multi estereofónico y visual.

Biel necesita sentirse querido aunque no sepa cómo decirlo.

Biel necesita aislarse para no explotar, descansar del dolor físico de los ruidos.

Y descansar también de muchas cosas que no entiende, porque él las piensa de otra manera.

Y necesita un abrazo, y unos besos.

Pero no necesita mentiras, y no acepta a quien no siente amable. Y sabe cuando alguien se burla de él. Y ya aprenderá cuándo reir en los chistes.

Y aprenderá idiomas, y a regularse en los momentos difíciles.

La felicidad de Biel será un mundo que muchas veces le cerrará puertas, pero seguro que sabrá abrir las adecuadas.

Y entonces la felicidad de Biel será la nuestra.

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